martes, 3 de julio de 2018

Hasta que alguien me quite la piel y no la ropa.

A veces hay que pasar de todo 
para poder ver lo que realmente importa;
cerrar la puerta de la habitación,
gritar a solas
y escuchar el silencio que se acomoda
en el cielo de la boca cuando suena el desamparo.
Ponerse frente al espejo y desnudarse,
quitarse la barba y afeitarse el pelo,
cerrar los ojos y borrar los tatuajes de la piel,
maquillar las cicatrices del cuerpo
y dejar que las del alma griten
de nuevo
               en silencio
y sin dejar que nadie las descubra,
               de momento.

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