lunes, 25 de mayo de 2015

Antónimos.

Hay que morir para entender la vida,
hay que odiar para entender el amor.

La vida va de antónimos,
de recibir lo contrario a lo que das,
soltar una carcajada cuando estás hundido en la mierda
y llorar como un niño cuando vives feliz.

Hay que ser verídico en la mentira,
honrado en la política,
hay que ser monja promiscua, prostituta virgen.
Hay que ser ingenuo en la vejez.

La felicidad viene dada por la vida,
y ésta, por antónimos.

La felicidad es eso que te echa hacia delante
cuando no quieres andar.

La felicidad
es saber que me odias, mientras sigo muriendo,
entendiendo
que el antónimo de mi boca,
siempre
serán tus labios.

sábado, 23 de mayo de 2015

La estrecha relación de nuestros ojos.

Una mirada.
Una llamada a la locura de tus piernas,
un segundo de esperanza,
una risa contradictoria a mi cordura,
una lágrima, esperando que te pierdas.
En mis labios, claro.

Un jarro de agua fría en la cabeza,
en la boca, un trago de cerveza,
en las pupilas, llamas de fuego,
mordiscos de tus dientes en mis labios.
Llantos que acarician mi certeza.

Un gancho de derecha en mi mentón,
un puñal en el pecho,
arma blanca es tu boca,
en mi pecho, ya no queda corazón,
roto en pedazos
cada trozo en un rincón
de una esperanza que se mide en quierovertes,
de una estrecha relación,
que surgió el día
que se cruzaron nuestros ojos
y estalló 
una mirada.

lunes, 18 de mayo de 2015

Siempre he tenido miedo al amor.

Siempre he tenido miedo al amor,
solo porque una vez le planté cara
y me la partió.

Nunca he sido, ni seré valiente
para robarle un beso,
por miedo a llevarme dos ostias.
La literal y la metafórica.

Hablo de ella, 
de mi perla negra, 
por eso de que vendería mi alma
por navegar en su piel.

Siempre seré un cobarde
porque siempre tendré miedo al amor.
Paso de partirme la cara.

Que sepas que te quiero,
que sepas que te espero
que sepas que el día que escribí esto
estaba partiéndome la cara,
el corazón, 
y el alma
por ti. 


AMMV

domingo, 17 de mayo de 2015

La noche calando en mi.

No encuentro las palabras suficientes para describir el tacto de tu piel,
tu pelo enredándose en la noche,
la noche calando en mi.

No existen  kilómetros que nos separen,
no existen carreteras que nos unan,
no hay nada mas que dos cuerpos entrelazados en un abrazo
que no acabará hasta que uno de los dos caiga al suelo,
inerte,
inservible,
con indicios de haber vivido feliz las ultimas eternidades de su vida,
sujeto, pero libre de un cuerpo que me ha dado vida.

No encuentro las palabras suficientes para describir el tacto de tu piel
cuando me miras con el alma,
cuando me dices que no quieres echarme de menos
mientras una lagrima rasga tu mejilla izquierda,
y yo,
intentando hacerme el duro, conteniendo el llanto,
seco tus lágrimas, te beso en la mejilla izquierda,
allí donde en forma de lágrima nuestros recuerdos se hicieron visibles,
y saco un hilo de voz de la nada, para decirte que te quiero.

No te despidas de mi, porque nunca llegaremos a estar separados.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Contradiciendo a Sabina.

¿Por qué no viniste a rescatarme
cuando la lluvia y mis lágrimas se mezclaban
en aquel banco de nuestro parque?
Te estuve esperando hasta que el alcohol 
me llevó a ese punto en el que todo es indiferente,
cuando no siento los labios, y la mirada me dibuja unas ojeras de decepción
que solo tu mirada puede sofocar.

¿Por qué no lo vi venir cuando empezó el anterior mes?
¿Por qué quise que fueses tú 
quién me robara mi mes de abril?
Solo quería un segundo entre tus piernas,
un minuto paseando por tu piel,
una hora colgando de tu pelo,
un día enredado en tus comisuras,
y me resultaría poco tiempo 
estar una eternidad perdido en tus ojos negros;
y tú no me diste nada de eso.

Y allí, sentado en aquel banco de nuestro parque,
acompañando al cielo en sus lamentos,
me encontraba yo, contradiciendo a Sabina,
rogando que me robases el tiempo,
preguntándome
por qué 
no me has robado
el mes de abril.



Dedicado a mi mayor apoyo, PBR. Este es mi altibajo número 16. Nada más que decir.

lunes, 4 de mayo de 2015

A dos centímetros de tus labios.

De qué me sirve quererte,
si no tengo el valor suficiente
para decírtelo a dos centímetros de tus labios.

De que me sirve escribirte,
si mis palabras no calan dentro de ti,
si se te olvidan en el mismo momento en el que dejas de mirarme.

De que me sirve preguntarme si me quieres o si me olvidas,
de que me sirve,
dime,
si es un hecho que solo me echas de menos
cuando tus estrellas se apagan y no sale el Sol por la mañana.

De que me sirve no tener miedo,
si me vas a doler igual.

De que me sirve decirte que te quiero a dos centímetros de tus labios,
si jamás
voy a perder el miedo a que me duelas.
Si jamás voy a perder el miedo
a perderte.

domingo, 3 de mayo de 2015

Amor a primer llanto.

Hay quien dice que vivimos solos,  
que nadie nos puede ayudar en eso.

Puede ser verdad.

Aunque, todos tenemos a ese ángel de la guarda
que nos calmaba en esas noches
donde la inocencia nos decía que la oscuridad era nuestro mayor enemigo,
ese ángel
que ahora le gustaría que te diera más miedo la oscuridad de la noche,
y que espera que formules tu vida como el producto de las mejores experiencias
junto a ella.

Hay quien cree que existe el amor a primera vista, 
aunque nunca se haya enamorado.

Yo, personalmente no creo en amores a primera vista,
que al pestañear ya no están ahí, 
que te dejan tiritando en las largas noches de febrero,
que dejan secar tus labios cual flor marchita en el mes de octubre.

Creo que no hay amor  mas fuerte que el amor a primer llanto,
un amor que llega a su cúspide tras nueve meses 
colgando en las entrañas de quien te arropará en febrero, y hará arrepentirse a quien dejo secar tus labios. 

Lloramos al nacer, porque no sabemos que hay fuera de nuestro remanso de paz, 
y nosotros sin saber lo que os hemos dolido y os seguiremos doliendo, 
ya os estamos queriendo.
Dejamos de llorar, 
porque sabemos que el miedo que hemos pasado nosotros en unas horas 
no es nada si lo comparamos con el miedo que pasaréis vosotras toda la vida por nosotros.

Porque el amor es recíproco,
porque sois nuestro único amor a primer llanto, 
las únicas que nos van a curar las cicatrices que otras personas nos han dejado, 
las únicas que si no nos levantamos en nuestra última caída, se tirarán con nosotros.

Esto va por vosotras, 
luchadoras
que entregan su día a día,
su alma,
su cuerpo,
y sus vidas,
por su amor a primer llanto.