domingo, 25 de junio de 2017

Mis más sinceras disculpas II.

Lo siento, de verdad que lo siento, pero anoche crucé mi mirada con la tuya, sin querer pero queriendo, esperando dos besos como premio de consolación, y ni el alcohol sostuvo mi orgullo cuando me negaste tu mirada.

Lo siento, lo siento mucho. Y lo más duro fue la sonrisa compasiva que me regalaste mientras yo llamaba tu atención de forma ridículamente indirecta. Quiero saber de tus recuerdos, escasos, pero para mi, intensos. Quiero creer que no duele tanto por eso del escaso tiempo que habíamos pasado juntos o por lo poco que sabíamos el uno del otro, lo que dio de sí un mes y medio. Quiero pensar que encontrarás a alguien mejor, y que probablemente lo consigas.

Y te lo vuelvo a decir, perdón, lo siento, pero me trajiste sin darte cuenta la ilusión incrustada en los labios y la luz que no veía, en los ojos. Y precisamente es eso lo que duele aquí dentro.

Ten por seguro que esta breve carta no es el epílogo de los versos que te prometí sin decírtelo. 

martes, 20 de junio de 2017

Lisbon.

Me tropiezo con el vacío de las calles
cuando miro al cielo,
y tu recuerdo me invade con el silencio,
a quemarropa,
del tiempo.

No he dejado de mirarte durante este puñado de semanas
que se me han antojado eternas
al no seguir el compás de tus caderas,
esas,
empeñadas en romper las mías con sus bailes,
esas,
que animaban a perder el culo, la cabeza,
y a dejar de lado la cerveza
por seguir bailando a su lado.

Ahora dime qué cojones hago con nuestras fotos,
con mis silencios y mis verdades,
dime dónde coño guardo los tequieros que me dejaste en la punta de la lengua
y todos
los pasos
de baile
que aprendí solamente viéndote bailar,
dime cuándo te llevaré al cielo después de pasear por Madrid
y dónde estarás cuando eso ocurra.

Ahora dime cómo gasto
las siete vidas que le robé a un gato
en el Barrio Alto de Lisboa.

lunes, 12 de junio de 2017

Suicidio.

"Todo el mundo deja cadáveres en el camino para avanzar,
yo me suicido para no matar a nadie."
Jaime Gómez.



La sociedad justifica los medios,
y los medios especulan con el fin.

El miedo que yo tengo a que me maten
es directamente proporcional a todos mis suicidios
y el producto de todas mis muertes.

Esta es la sangre que sale de mis heridas,
nunca he pretendido dejar cadáveres en un camino
que soy responsable de hacer.

Esta es mi sangre,
quizá por eso tengo versos,
porque sé lo que es un suicidio para evitar que me maten.


domingo, 4 de junio de 2017

Mis más sinceras disculpas.

Siempre seré nadie y los domingos me lo recordarán con su indiferencia, los lunes con su desdén, los martes con su rutina, los miércoles con desgana, los jueves sin esperanza, los viernes alcoholizados y los sábados de resaca.

Siempre seré nadie y el cielo lo supone en su gris terciopelo, y el sol en su tenue deslumbrar, y la lluvia en su violencia, y la calle, empapada, con su olor a asfalto desgastado.

Siempre seré nadie y lo sé cuando veo tu sonrisa y tu mirada que no me mira, que dejó mis íes sin puntos y la ilusión huyendo tras el humo de tus cigarrillos. No maldigo tu marcha tanto como no conocer el verdadero por qué, o esa sensación que tengo de rabia por no saber si tú también la sientes o si, como aparentas, te da igual. Lo que de verdad maldigo es no saber si a ti el vacío también te ha invadido el lado izquierdo, o si sólo fui un pequeño dolor de muelas que has disipado hasta que te la extirpen. Lo que de verdad me duele es la aparente indiferencia, joder. Ya hablo claro. Porque sé que me vas a doler muchos versos, tantos como abrazos y tequieros me hubiera gustado decirte en el lado izquierdo de tu cama, y también sé que probablemente no leas esto, y que si lo haces, comprendo que quieras seguir evitando cruzar palabras y miradas conmigo. Y te pido perdón. Sí, te ofrezco mis más sinceras disculpas por seguir queriéndote, lo siento, de verdad que lo siento.

Siempre seré nadie y mi pecho, vacío, me lo grita a cada instante.