martes, 25 de agosto de 2015

Mi sutura.

A veces no se quien soy, 
pero esta noche sí.
Esta noche soy el responsable 
de vuestro silencio 
y de vuestro murmullo.
Esta noche,
 soy un puto tarado
 y vosotros más por escucharme.

Hovik Keuchkerian.



Hoy no tengo ganas de pintarme la sonrisa en la cara y decir que todo está perfecto, porque no es así. Llámalo pesimismo, derrotismo o sinceridad, pero vivo en esta realidad de mi decepción constante, en la soledad de un beso sin destinatario ni vuelta a su creador.

Hoy no soy nadie, como siempre.

Hoy vuelvo a caer en mi ruina y mi lamento,
en mis alas cortadas,
en mi suspiro,
en mis quebrantos,
en mis murmullos,
en tu silencio,
en la lujuria compartida con mi soledad,
en la injusticia,
en la avaricia,
en mi orgullocracia,
en tu esperanza de levantarme,
en la añoranza de un abrazo,
en mi seguridad de volver a caerme.

Hoy vuelvo a caer en un agujero negro,
en tus ojos, en verdad,
en tus labios, en diferido,
en tu piel, en mi imaginación.

Hoy no me levanto,
ya vendrá el mañana
y lo dejaré para pasado
y así un día tras otro.

Hoy mi conciencia está tranquila,
mi mente sucia de versos,
mis dedos sangrando por dentro,
mi garganta, la botella de tequila que me regalaste.
Mis labios, secos.
Mis párpados, desnutridos.
Mi corazón en un puño.
Mi certeza de ser quién soy,
un puto tarado
que regala versos a cara tapada
y alma ensangrentada.

Y lo bonito de esta caída,
es que aquí estáis,
escuchando esta rotura con la voz que imagináis que tengo,
porque amigos,
yo soy un puto tarado,
pero vosotros más por escucharme.

martes, 18 de agosto de 2015

Ruinas.

Qué sonrisa te gastas, mi niña,
que desde que me la presentaste no he dejado de pensar en ella.
Qué mirada, bonita,
de esas que se largan
cuando aparece la risa
y los dientes sobre el labio inferior buscando mi boca,
que te contradiga.

El marrón de tus ojos atraviesa mi pupila de nuevo,
y el mundo me parece mas pequeño,
y la vida, el pañuelo con el que sequé mis lágrimas
cuando otros marrones dejaron de clavarse en mis ojos.

La gente se empeña en ir a  Roma
y no saben,
no sabes que en mí,
hay muchas mas ruinas.
No creo que sean tan bonitas,
pero quizá merezca la pena visitarlas.

Pequeña,
reconstrúyeme.
Sólo te pido eso.

martes, 11 de agosto de 2015

Mientras exista una mujer hermosa.

Había una vez
una niña vestida de mujer mayor,
con alas de golondrina en los amaneceres,
con pico de cuervo en la temerosa madrugada,
buscando balcones en los que despertar para enamorar
y vigilar el miedo bajo las tormentas de las noches de invierno.

Ella.
Cree en las historias de amor 
y enamora con sus sonrisas de ojos tristes,
convence con su asonancia y su consonancia,
ella,
juega al despiste
cuando todo es un desastre,
cuando se pinta la sonrisa cada mañana
como si su vida pendiese
de un verso a vida o muerte.

Llega de frente y en primavera
para cuidar de sus cerezos,
para llegar a tiempo a la función de Benavente
en su Circo de Quimeras,
que después hay que volver al bote salvavidas
para encontrar a Loreto en su naufragio.

Es la reina de las esquinas
de los versos
que no encontraron besos
y se desahogaron en las cantinas,
acompañadas de marineros
que prometían y prometían
y sólo eran cómplices del amor efímero.

Ella.
Guerrera en estos tiempos
de mordaza en la boca
y sobres en los bolsillos.
Nunca pierde su esencia,
enamora
con un solo roce de mejilla,
cautiva
con una mirada real
y suspira
cuando realidad le contamina.

Ella,
ella es la última palabra de este escrito
y hoy
ha venido a recordarme de la mano de Bequer
que mientras tú existas,
habrá poesía.

viernes, 7 de agosto de 2015

Start.

Que te he dejado, pero no de quererte, 
que te he olvidado, pero no de mi mente, 
que siempre te tendré presente, 
desde la hora del primer beso hasta el día de mi muerte.

Mentiras de jarabe.
David Martínez Álvarez (Rayden).


Qué difícil fue decirte adiós, mi niña,
que aún no he terminado de despedirte
aunque ya te hayas ido,
que siempre te tendré presente,
que Rayden tenía razón 
cuando en una canción
nos dijo que nunca será siempre.
Porque ese siempre siga siendo un nunca, pequeña,
porque ese nunca se cumpla siempre,
porque tú seas feliz 
aunque olvides mis labios,
porque yo lo intente.
Porque tú me enseñaste a escribir
aunque no te dieras cuenta,
porque no se me olvide como sabe tu boca
y como huele tu pelo.
Porque te he olvidado, pero no de mi mente,
porque eres mi musa y mi poesía
desde la hora del primer beso hasta el día de mi muerte.