Las estelas de los aviones fingen ser nubes
y el ocaso se atenúa en naranja y violeta;
y yo aquí, solo, sosteniendo una cerveza,
que quise regalarte en primavera
y nunca pude.
Esta primavera en el hastío me ha traído demasiadas tormentas.
Y la pasión queda después,
cuando la humedad del aire me refresca
pero el amor sigue alterado bajo la piel;
cuando el ocaso tiñe de naranja y violeta
un verano de cerveza, tinta y quinqué.
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