jueves, 28 de julio de 2016

Tic, tac.

Lentamente,
                    fugaz.
Así son las cosas en este mundo.

Tiempo reducido
en la carrera de la vida,
y joder,
no da tiempo a vivirla,
a pararse a mirar lo bonito que está el prado en primavera,
tumbarse en la oscuridad del camino a ver las estrellas,
porque hasta ellas,
algunas veces
son fugaces.

Vivir a contracorriente no está mal,
pero las heridas duelen,
me crecen los enanos,
y cada vez veo mas cerca el temporal que se me viene encima.
Busco una salida,
pero llegué tarde a pulsar el botón de emergencia,
han apagado las luces,
y sigo sin saber
hacia dónde
                    salir
                            corriendo.

Saborea cada segundo lentamente,
porque cuando quieras darte cuenta
ya estarás en el siguiente,
y así,
sucesivamente.


miércoles, 20 de julio de 2016

Post, Post Data.

Tengo un atasco en mi cabeza,
la sangre llena de humedades,
los labios en cuarentena.
Tengo ojeras en el corazón 
y la mirada rota por los lagrimales,
tengo la piel en plena mudanza,
las manos queriendo huir
y los pies sangrando.
Tengo los bolis destintados,
los dedos temblando,
el alma, 
             buscando 
                              salir 
                                      de aquí.
Tengo la voz partida,
los ojos grises,
los pelos de gallina
y la carne de punta,
tengo estrías en los párpados,
el dolor desorientado
y los días contados.
Tengo el amor al rojo vivo,
la indiferencia desfasada,
la frustración al límite,
tengo la vida en ese punto medio
en el que el miedo
es el único
que manda sobre mi. 


PD: También tengo todos los versos que le debo a cada cual,
no se me olvida de dónde vengo, 
ni mucho menos 
por quién sigo aquí.

PPD: Te tengo,
         me tienes,
         y tengo la esperanza 
         de que no quieras 
         dejar de tenerme.

lunes, 4 de julio de 2016

Algo más de mi.

Hoy hay mucho que explicar. Y no es que sea un día de esos en los que todo explota y no queda más remedio que escribir, aunque no salgan las palabras. O quizá sí. Aunque suene totalmente falso, llevo más de hora y media para escribir tres renglones. No creo que haya algo más difícil que dejar salir todos los sentimientos cuando se amontonan aquí adentro.
Hoy me gustaría que ustedes me conociesen un poco más.

Sé que puedo resultar pesado cuando escribo sobre amor,
incluso yo me lo parezco,
pero creanme,
no existe una persona que me haga sentir como ella
y me haga creer que me lo merezco.
No tengo otra religión
que no sea la de sus caderas,
también lo he dicho con anterioridad,
pero amigos,
no la habéis visto caminar
con esos botines negros
por las calles de una ciudad que se le queda pequeña.
Y no la habéis visto amanecer en vuestros brazos,
ni esa forma tan hipnótica que tiene de acariciarme.

Sé que estoy lleno de carencias,
aunque no me importa. Quizá me las haya ganado.
Tengo ese puto defecto de echarme las culpas cuando todo sale mal
y colgarle la medalla a otro cuando todo sale bien,
no siempre es bueno,
no siempre soy el culpable, de acuerdo,
pero hasta hace algunos meses había tenido la culpa de todo lo que pasaba a  mi alrededor.
Siempre fui el chico tristemente alegre
que se paseaba por los campos de fútbol como última esperanza de felicidad completa.

Sé que lo de hoy no es bonito,
lo siento si decepciono,
pero nunca he escrito con la intención de gustar,
sino para desahogarme cuando más lo necesito.

Sé que soy idiota,
inestable,
insensato,
malhablado,
de bueno, tonto,
y de tonto, bueno.
El índice de mi amor propio,
ese que nunca estuvo en su clímax,
sigue cayendo en picado.

Volviendo a lo de antes,
otra vez más,
te lo pido a ti, pequeña:
Búscame, porque ni yo me encuentro,
y lo único que sé
es que
te quiero.