lunes, 25 de mayo de 2015

Antónimos.

Hay que morir para entender la vida,
hay que odiar para entender el amor.

La vida va de antónimos,
de recibir lo contrario a lo que das,
soltar una carcajada cuando estás hundido en la mierda
y llorar como un niño cuando vives feliz.

Hay que ser verídico en la mentira,
honrado en la política,
hay que ser monja promiscua, prostituta virgen.
Hay que ser ingenuo en la vejez.

La felicidad viene dada por la vida,
y ésta, por antónimos.

La felicidad es eso que te echa hacia delante
cuando no quieres andar.

La felicidad
es saber que me odias, mientras sigo muriendo,
entendiendo
que el antónimo de mi boca,
siempre
serán tus labios.

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