lunes, 28 de mayo de 2018

Perder y seguir bebiendo.

Me enamora la inexorable promiscuidad del verso
saliendo de su boca,
sangrando entre los dedos
un sudor frío que me coloca.
Junto al mío su calor honesto,
sin determinar si quiere que mi sangre refresque
la tensión de nuestras pieles
o si, mi latir funesto
puede seguir el lento tempo
que el silencio juega.
Y mi latir junto a mi mismo
perderemos la partida de yo nunca
cuando la cerveza nos susurre entre la espuma:
Yo nunca quise ser feliz,y pude serlo
prostituyendo versos
que salieran de su boca.

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