Llovía,
y tus ojos se volvieron grises,
y tu pelo se tiñó de negro,
y mis labios no se cortaron,
porque tu boca vino
en mi rescate.
Llueve,
y tus manos rozan mi rostro.
Tu piel es tan suave,
que dormiría en tu regazo
todas
las noches
de mi existir.
Latido a latido marcas el ritmo de mi vida,
los pasos de mi andar,
verso a verso te explico
por qué
son miles
los besos que te quiero dar.
Me inundo en los mares que la lluvia ha dejado,
y solo pido que vengas a por mi,
porque esta vez,
mis labios se han cortado,
pero no estaba tu boca
para rescatarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario