miércoles, 2 de agosto de 2017

Viudo.

Murió la luz que me guiaba,
me vendí humo a mi mismo creyéndome mis utopías,
dejé cerrada la puerta de salida y entreabierta la de entrada,
murió la fe en mis mentiras
y ahora solo hay paz devastadora.

Y solo yo soy el culpable de mi viudedad de quimeras,
yo maté a mi propia alma 
con mi propia arma.
Yo maté a mi confianza,
a mis modas,
a mi as,
a mi reina,
a mi dama.
Yo maté mis ganas,
yo maté con mis manos
a todos mis hermanos
y ahora no tengo cojones
para matar
a mi soledad.

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