domingo, 25 de junio de 2017

Mis más sinceras disculpas II.

Lo siento, de verdad que lo siento, pero anoche crucé mi mirada con la tuya, sin querer pero queriendo, esperando dos besos como premio de consolación, y ni el alcohol sostuvo mi orgullo cuando me negaste tu mirada.

Lo siento, lo siento mucho. Y lo más duro fue la sonrisa compasiva que me regalaste mientras yo llamaba tu atención de forma ridículamente indirecta. Quiero saber de tus recuerdos, escasos, pero para mi, intensos. Quiero creer que no duele tanto por eso del escaso tiempo que habíamos pasado juntos o por lo poco que sabíamos el uno del otro, lo que dio de sí un mes y medio. Quiero pensar que encontrarás a alguien mejor, y que probablemente lo consigas.

Y te lo vuelvo a decir, perdón, lo siento, pero me trajiste sin darte cuenta la ilusión incrustada en los labios y la luz que no veía, en los ojos. Y precisamente es eso lo que duele aquí dentro.

Ten por seguro que esta breve carta no es el epílogo de los versos que te prometí sin decírtelo. 

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