martes, 20 de junio de 2017

Lisbon.

Me tropiezo con el vacío de las calles
cuando miro al cielo,
y tu recuerdo me invade con el silencio,
a quemarropa,
del tiempo.

No he dejado de mirarte durante este puñado de semanas
que se me han antojado eternas
al no seguir el compás de tus caderas,
esas,
empeñadas en romper las mías con sus bailes,
esas,
que animaban a perder el culo, la cabeza,
y a dejar de lado la cerveza
por seguir bailando a su lado.

Ahora dime qué cojones hago con nuestras fotos,
con mis silencios y mis verdades,
dime dónde coño guardo los tequieros que me dejaste en la punta de la lengua
y todos
los pasos
de baile
que aprendí solamente viéndote bailar,
dime cuándo te llevaré al cielo después de pasear por Madrid
y dónde estarás cuando eso ocurra.

Ahora dime cómo gasto
las siete vidas que le robé a un gato
en el Barrio Alto de Lisboa.

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