jueves, 25 de agosto de 2016

Aún tengo alma.

Me pesan los párpados,
chirrían los dientes,
presión en la sien,
suspiro acolchado,
pero aún tengo alma.

Me brillan los ojos,
respiro silencios,
escucho el viento cortar mi cara,
tengo el tacto árido
y la sangre fría.
Mi corazón alcohólico,
mis labios abstemios,
lanzan gritos contra una mente contraída,
un rubor despejado:
                                Aún tengo alma.

Una tarde basta para entender la vida,
que si no duele estas muerto,
que si duele demasiado
te acabará matando,
administrando tu propio dolor sigues alerta.

Se hiere rápido
y se cura lento,
las cicatrices son eternas aquí dentro,
el rencor muere cuando estás curado.

Que sí,
que todo viene en contra
y el invierno se presume más duro que de costumbre,
que se me cortará la piel,
perderé los pies
y el culo
por caminar sobre mis mejores recuerdos,
que todos me daban por muerto.

Pero aún tengo alma.

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