miércoles, 17 de agosto de 2016

20 días.

Ha pasado mucho tiempo desde mi último escrito,
y parece que tengo un poco más claras las cosas,
yo, que nunca he dependido de mi sonrisa, y sí de la de los demás,
que siempre he tenido por bandera el corazón
y no la cabeza.
Tengo claro que mi bandera está rota,
que mi cabeza es fría,
mi mandíbula aún aguanta los dientes a presión
y mis ojeras ya no son la cuna de mis llantos.

Es imposible no mirar hacia atrás,
lo sabe el corazón hecho añicos;
es difícil no hacerle caso al corazón y toda su retahíla de excusas,
la cabeza lo sabe.

20 días exactamente.

Que aquí sufrimos todos.

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