miércoles, 22 de junio de 2016

Lunares.

Ojalá
nunca dejes de soñar,
pequeña,
nunca pares de crecer
-y no en estatura-.

Ojalá
que esa sonrisa que tienes a prueba de balas
nunca deje
de colorear de blanco
las amapolas.

Ojalá,
mi chica abril,
sigas subiendo a mis tejados
y me dejes ver la locura
en cada uno de tus lunares.

Ojalá
que tu culo siga rompiendo más cuellos que la Luna,
que sonrías,
me mires
y digas:
              Te tengo a ti.

Ojalá
tú y yo,
ahora,
aquí.

Ha pasado el tiempo
y mis supuestos ojalás
ya se han cumplido.
Y ahora vuelve al principio
de este poema, escrito desde los lunares de tu espalda,
sonríe,
que se te da de cine,
y no dejes de soñar con ojalás
que mañana
cumpliremos
juntos.

Ojalá
algún día,
mi niña,
consiga hacer justicia contigo
escribiéndote en forma
de poesía.

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