Dicen que el roce hace el cariño,
otros, que el roce hace heridas. Pero heridas sin H, que son las que de verdad
duelen, después de que H se fuese.
Yo pienso que el roce acaba
dejando marcas, muy buenas, o muy jodidas de curar con cuatro besos y algún
abrazo más. Marcas que sean o no jodidas, no quieres borrar porque quieres
hacerte creer a ti mismo que no están ahí, que son mudas como H.
Ni el alcohol de curar, ni el
alcohol de beber, me ayudan a cicatrizar heridas que del roce, me hizo H. En
silencio. Ya sabéis como es ella, un muro de cemento que en un segundo se
esfuma como la ceniza de mis escritos movida por el viento. Un hada de alas
tristes y polvos por echar.
H ya no está, pero su recuerdo
permanece en mis (H)eridas, y aunque la marca de su roce nunca me abandone, ya
está cicatrizando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario